Preparándonos para celebrar el Jubileo de los 100 años

Hermana Miriam

Hermana Miriam

El mes de María trae muchos peregrinos a nuestro santuario. Todos quieren honrar a María y agradecerle por todas las gracias que ella ha concedido a sus hijos. Ellos, también, vienen con sus peticiones y necesidades para que ella sea su intercesora ante el trono de Dios. Muchas veces nos hemos hecho esta pregunta: ¿Con tantos peregrinos que vienen a visitar el santuario, porque no tenemos más personas interesadas en pertenecer al Movimiento de Schoenstatt?

En primer lugar creo que se debe a un fenómeno en la feligresía de la Iglesia, que por cierto reconoce la grandeza y posición de María pero solo desde el punto de vista de una devoción a ella. Y mientras muchos reconocen la alianza de amor es muy bueno porque es una consagración a María, no perciben que la alianza implica mucho más en la práctica.

La consagración a María implica darse completamente a Ella para que ella nos guie y nos proteja de todo mal. En Schoenstatt el primer aspecto de la consagración a María en la alianza de amor es que la alianza es un PACTO entre María y nosotros. Nosotros le damos todo a ella: bienes, intereses y sobre todo el corazón. Y ella se regala toda a nosotros: sus bienes, sus intereses y sobre todo su corazón.

El segundo aspecto de la alianza de amor es que María se compromete a ser nuestra EDUCADORA si colaboramos con ella en esta educación. Ella nos educará a ser personalidades firmes, libres y sacerdotales (como implica en la carta de San Pedro: somos un pueblo de sacerdotes). María nos formará a ser personas nuevas, hombres y mujeres nuevos que serán fundación de una comunidad nueva que lleva las facciones de Cristo.

El tercer aspecto de la alianza de amor es que nosotros nos ofrecemos como aliados de María. Nos ofrecemos como instrumentos en sus manos. En el lenguaje de los héroes congregantes diríamos que somos sus vasallos porque ella es REINA. Además ella es CO-REDENTORA JUNTO A CRISTO, su mejor ayudante en la obra de la salvación. Ella es Co-redentora porque Cristo lo ha querido así. El quiere que todos le ayudemos en su obra de redención, pero María tiene un rol particular, como regente e intercesora.

En fin somos instrumentos en SUS MANOS. Ella nos dirige y nos envía a evangelizar y santificar el mundo. Quisiera compartir una película que una vez vi como niña. Me impacto tanto que nunca lo olvide.

En un campo de concentración japonesa durante la segunda guerra mundial, Dios utilizo a una mujer de una manera maravillosa. Con sus talentos musicales y habilidades organizativas, esta mujer logro unir algunas de las mujeres en el campo para formar una orquesta. Pacientemente ella les enseñó a usar su voces para que sonaran como instrumentos, y pronto realizó hermosos conciertos.
Ella pudo lograr enfocar a las mujeres en algo más provocador y hermoso que su propia miseria y sus alrededores terribles. Todos los días, algunas de las mujeres murieron de enfermedades o a manos de sus captores, pero el grupo fue capaz de seguir adelante debido a su determinación y coraje. Por supuesto, algunas mujeres no se unieron al coro y observaban desde lejos, pero la mayoría lo hicieron.
Más de la mitad de las mujeres en el campamento murieron. Un día, durante otro funeral, uno de los guardias le dijo: » ¿Dónde está tu coro ahora?” En lugar de dejar que su burla la desalentara, cogió dos piedras y comenzó a golpear a un ritmo. Pronto otros siguieron su ejemplo, usando palos, zapatos y cualquier otra cosa que pudieran encontrar. Eran una orquesta de nuevo. Incluso aquellos que por lo general solo observaban se unieron a la música.
Finalmente terminó la guerra y las prisioneras fueron puestas en libertad. Muchas sobrevivieron el campo gracias a esta mujer que había dado esperanza, valor, e incluso la alegría de inspirarlas a hacer algo hermoso en circunstancias extremas.
María nos ayuda en todas nuestras circunstancias. No tenemos que temer lo que vamos a hacer o decir, como instrumentos en sus manos ella nos dirá lo que tenemos que hacer y decir. Como vasallos de María decimos: «Ave Imperatrix, morituri te salutant» — ¡los que están dispuestos a morir por ti te saludan! Ya vemos que el pertenecer al Movimiento de Schoenstatt quiere decir pertenecer a María y a su Hijo por completo.

Yo estoy convencida que muchos de los que vienen aquí quisieran tener esa misma unión con María pero no saben que si lo pueden hacer a través de Schoenstatt. Llevemos esa buena nueva al mundo entero. Como resolución podrían utilizar este material para poder explicar a Schoenstatt a sus compañeros de trabajo y conocidos. No los dejes en la oscuridad. Añada a esto su propio testimonio personal. Vamos a ver a quien podemos conquistar para Schoenstatt en este año jubilar.

Hna. Miriam

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