Mensaje para el Jubileo 2014

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Mensaje para el Jubileo 2014

En el año del jubileo nos unimos desde todos los continentes con el lugar de nuestra fundación, el Santuario de la Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt. Somos testigos de la presencia actuante de María y volvemos nuestra mirada a 100 años de historia conducidos por la Divina Providencia. Damos gracias por la gran fecundidad de aquellos pequeños comienzos. Agradecemos que la comunidad de los Palotinos nos haya entregado el Santuario como regalo jubilar.

P. Heinrich Walter

P. Heinrich Walter

Nuestro Fundador, el P. José Kentenich, en medio del drama histórico de la primera guerra mundial, escuchó la suave voz de Dios. En aquel gran giro de la historia mundial supo reconocer que Dios quería comenzar algo nuevo a través de María. Creyó ciegamente en esa iniciativa de Dios y a ella consagró toda su vida. Los jóvenes estudiantes palotinos se embarcaron en su salto de fe. Esta es la hora de nuestra fundación. A la sencilla y solitaria Alianza sellada el 18 de Octubre de 1914 la llamamos: “nuestra Alianza de Amor.”

Desde aquella hora de fundación hemos experimentado la conducción del Dios de la vida y de la historia. A lo largo de los decenios nos ha hablado permanentemente a través de la evolución de los tiempos, de los acontecimientos en la Iglesia y de las inspiraciones en los corazones de muchas personas. El Dios providente nos ha planteado muchos desafíos. La fe de nuestro Fundador y de la Familia de Schoenstatt fue probada a menudo y así también conducida a una mayor maduración. Con gratitud recordamos la vida y el actuar de los testigos del tiempo de fundación y de los primeros 100 años. Ellos son nuestros modelos y compañeros de camino.

La Alianza de Amor es el germen a partir del cual se ha desarrollado todo, es la posición segura desde la que enfrentamos todos los desafíos y es la cosmovisión que guía nuestro pensar y actuar. Esta Alianza nos conduce a las profundidades de la fe. Así es como muchos han sido conducidos a sellar expresamente una Alianza con Cristo y una Alianza con el Espíritu Santo. Con especial alegría ofrecemos ahora como regalo el símbolo de la mirada del Padre para el Santuario de Gracias. Es expresión de que en la Alianza de Amor con María buscamos en última instancia la vinculación con Dios, el Padre.

La Alianza de Amor es nuestra forma de vivir la fe, la forma en la que escuchamos a Dios y la forma como nos unimos a María y seguimos a Cristo. Mediante la Alianza configuramos la cultura de la vida diaria y nuestro apostolado. En los procesos de cambio en la Iglesia y en la sociedad recorremos el camino de las vinculaciones. La vitalidad de la Alianza la experimentamos en cuatro vivencias centrales que, como una corriente de vida, hacen fecundo nuestro Movimiento:

Vivimos vinculados a ese lugar que llamamos Santuario. A través de estos lugares estamos arraigados espiritualmente y en conexión con lo sagrado. Las vinculaciones locales las cultivamos en diferentes niveles. Esto genera arraigo. Lugares se transforman en fuente de fuerzas.

Confiamos en la figura paternal del P. José Kentenich, hombre de Dios. El carisma del Fundador vive en nosotros. Esto genera unidad, espíritu de Familia y pasión por la misión. Su carisma nos confiere seguridad en el pluralismo de las opiniones.

Cultivamos una concepción misionera de la vida y del actuar en la Iglesia y en la sociedad. Mediante el testimonio en la vida pública mantenemos vivo el espíritu apostólico.

Llamamos Familia al rostro interno de nuestro Movimiento. En la multiplicidad buscamos lo que nos es común para que pueda crecer la unidad. Esto constituye un regalo y una permanente exigencia de ir juntos, los unos con los otros, y de colaborar unidos en el apostolado.

Al contemplar la conducción de Dios en nuestros 100 años de historia reconocemos nuestra propia debilidad, nuestras omisiones y pecados. Nos presentamos con humildad ante Dios siguiendo la actitud de María. Ella reconoció su pequeñez y esperó todo de Dios. Reconocemos ante Dios y ante los demás que estamos en deuda con nuestro carisma. Pedimos al Dios lleno de misericordia que nos acepte de nuevo. Queremos volver a Él y renovar nuestro primer amor.

Hoy respondemos al amor fiel de Dios sellando unidos en todo el mundo la Alianza de Amor. Estamos decididos a configurar nuestra vida en Alianza con María y vivir así el seguimiento de Cristo. Ella es la imagen del hombre nuevo, que confía enteramente en Dios, que es consciente de su dignidad y que en libertad y fortaleza interiores se entrega totalmente por amor. A Ella le confiamos nuestra vida y nuestra misión.

Nos comprometemos a gestar una cultura de Alianza. La cultura de Alianza cultiva relaciones y vinculaciones a todo nivel y asume responsabilidades. En la fuerza de esta cultura de Alianza decimos sí concretamente a los cinco ámbitos en los que se concentra estratégicamente nuestro compromiso actual. Este compromiso está expresado en los proyectos de las carpas del jubileo: juventud, familia, pedagogía, Iglesia, sociedad. Cultura de Alianza es nuestra forma de abordar la necesidad de relaciones y vinculaciones del mundo globalizado, impregnado de individualismo. Cultura de Alianza es nuestra perspectiva para el diálogo entre confesiones, culturas y religiones.

Con esta Alianza tomamos una decisión misionera que nos renueva a cada uno de nosotros y nos transformará para que podamos servir mejor a la nueva evangelización del mundo de hoy. El amor a la Iglesia vencerá la necesidad de reconocimiento y autoconservación. A María le pedimos que nos haga salir de nosotros mismos hasta alcanzar las periferias de la sociedad para colaborar en la configuración de una Iglesia que es digna de confianza.

El 18 de Octubre del 2014, con profunda gratitud, renovaremos y actualizaremos la Alianza de Amor mediante la firma personal del documento histórico del Acta de Fundación.

Hoy extendemos nuestras manos hacia las grandes metas e ideales del origen. La generación joven nos motiva a hacerlo con su fuego interior. Como débiles contrayentes de la Alianza ponemos todo en las manos de la Madre de Dios. Hacemos nuestras las palabras del Acta de Fundación: “No os preocupéis. Probadme primero que me amáis realmente”.

Schoenstatt, 18 de julio de 2014

A nombre de la Presidencia Internacional

P. Heinrich Walter, Presidente

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