Querida familia, misioneros de la Mater Peregrina y amigos:
En este tiempo de cuaresma el Santo Padre nos dice:
«La Cuaresma es un tiempo de renovación para la Iglesia, para las comunidades y para cada creyente. Tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios. Un corazón que se deje impregnar por el Espíritu y guiar por los caminos del amor que nos llevan a los hermanos y hermanas. En definitiva, un corazón pobre, que conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro».
Nuestra Madre Tres Veces Admirable nos espera en el Santuario
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