Querida familia, misioneros de la Mater Peregrina y amigos:
Después del pecado de Adán y Eva, Dios no quiso dejar la humanidad en soledad y a merced del mal. Por esto pensó y quiso a María santa e inmaculada en el amor (cfr Ef 1,4), para que fuese la Madre del Redentor del hombre. Ante la gravedad del pecado, Dios responde con la plenitud del perdón. La misericordia siempre será más grande que cualquier pecado y nadie podrá poner un límite al amor de Dios que perdona. [Misericordiae Vultus, la bula que convoca al Jubileo de la Misericordia, # 3].
Nuestra Madre nos espera en el Santuario!
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