Saludo de Navidad

Mi Querida Familia

De Schoenstatt en Miami, Florida:

‘Y la estrella los guiό hasta encontrar al Niño recostado en el pesebre, junto a María y a José.’ Esta es la hora. Es Navidad en el Mundo.

En el año 1929 nuestro Padre Fundador de Schoenstatt, Padre José Kentenich, abrió las puertas del tabernáculo por primera vez a la adoración perpetua en el Santuario Original. Desde ese momento, las puertas del tabernáculo no se han cerrado. Podemos decir que el Padre Fundador nos regaló al Niño Dios.

Al celebrar esta Navidad de 2018, la realidad vivida es de un tiempo de revoluciones, y crisis en el mundo, la cultura  y sobre todo en el interior del ser humano. Dios quiere venir a transformar todo lo que en nuestro interior ha perdido la sacralidad. El Padre de las Misericordias nos ama y quiere que reflejemos su imagen y semejanza. Él nos invita cada día a participar de su gracia en la Eucaristía y en nuestro encuentro con el rostro del otro.

Un año atrás nos entusiasmamos por conquistar la unidad que señalamos como necesidad en nuestra familia de Schoenstatt. Luego de los cambios de asesores que se han dado, parece ser que volvimos al distanciamiento, y la falta de comunicación entre nosotros.  Pidamos al Dios Niño que nos regale como Milagro de Navidad, un deseo ardiente de confiar, y comunicar al otro rostro: hechos y actitudes de unidad, y un corazón libre de reservas en nuestro trato mutuo.

La Iglesia necesita de cada schoenstatiano, que por su ser y su vida da un testimonio de sincera unidad, amor y entendimiento unos  hacia los otros. Nuestra Madre Iglesia nos necesita como señaladores del camino viviendo el código de ética católica como se expresa en los 10 mandamientos. Nuestro Padre Fundador nos necesita como católicos íntegros, inconmovibles en la fe y en su darse por la Iglesia.

Lo que la Iglesia de Miami dirá de nuestro Fundador depende de cada uno de nosotros, los schoenstatianos que constituimos la familia de Schoenstatt hoy. Lo que las futuras generaciones diga de nosotros depende de nuestro amor y responsabilidad  por cada miembro de la familia  y de nuestro celo apostólico. Nuestra fortaleza es la Alianza de Amor en todas sus dimensiones, nuestro Amor a Iglesia y nuestra fe en la misión de nuestro padre y fundador.

En la navidad de 1941 la Hna. Mariengard escribió su carta al Niño Jesús

(=El Padre Fundador en el campo de concentración.) con la petición de la liberación del Padre. La respuesta del Niño Jesús (= Padre Fundador) fue la siguiente: “Tu deseo se cumplirá cuando tu corazón y el corazón de toda la familia de Schoenstatt  se convierta en un floreciente Jardín de María. Apresúrate no se haga muy tarde.”

Recordemos hoy esas palabras del Niño Jesús de labios de nuestro Padre Fundador: “Tu deseo se cumplirá cuando tu corazón y el corazón de toda la familia de Schoenstatt  se convierta en un floreciente Jardín de María. Apresúrate no se haga muy tarde.”

Querida familia de Schoenstatt les deseo a todos desde el Santuario una Feliz Navidad y un Año Nuevo de bendiciones.

 

Su, Hna. M Veronica Muñiz

Asesora de la Florida

 

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