
Catalina Kentenich con mucho pesar y desconsuelo, aceptando el consejo del padre Savels, su guía espiritual, lleva a su pequeño José, de tan solo 8 años al orfanato en Oberhausen.
Un día lleno de dolor también para el pequeño, quien se quedaba sin su madre, sin su abuela y sin querida prima Henriette.
Al momento de la despedida, en la capilla se detienen José y su madre devotamente ante la estatua de la Virgen del rosario, ella coloca la cadenita y medalla de su primera comunión en las manos de la Virgen y en oración expresa en voz alta: “¡Educa tu a mi hijo! ¡Sé muy mamá con él! ¡Realiza en mi lugar las tareas de madre!”
Años más tarde sería el mismo pedido que realizaría el padre Kentenich para los congregantes.
Aquel pedido de su madre a la Virgen María, que había significado para él una realidad que tocó profundamente su alma y corazón.
Estas palabras se convierten en la primera Alianza de Amor, tan profunda y real que le permitió al padre Kentenich curar aquellas heridas afectivas, llenar sus carencias paternales y maternales.
Nuestra Alianza de Amor con la Mater está llamada a ser esa misma entrega profunda y real, para que sea la Santísima Virgen quien se encargue de nuestra educación. (Extracto Schoenstatt.org)
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