
Por el bautismo, hemos sido hechos uno con Cristo, miembros de su Cuerpo Místico, la Iglesia (cfr. 1 Cor 12), Con esto también estamos unidos unos con otros en Cristo y podemos implorar por nuestra vida y por nuestra oración, la benevolencia de Dios y su gracia para nuestros hermanos.
Los jóvenes co-fundadores de Schoenstatt se unían en la oración y el sacrificio con la intención común de que la Santísima Virgen hiciera nacer, desde el Santuario, un movimiento de renovación para el tiempo actual. «Capital de Gracias» es una expresión gráfica para describir este proceso vital. Tal como el Señor recurre en el Evangelio a términos o realidades de orden económico (los talentos, por ejemplo), así también lo hace el P. Kentenich. El capital es esencial para movilizar las empresas. Nuestro «capital» son las obras meritorias, todo lo que hacemos, rezamos y sufrimos con amor, lo ofrecemos a María como don de nuestro amor.
El Capital de Gracias es así, en primer lugar, una reafirmación práctica del carácter «aliancista» de toda vida cristiana y de la schoenstattiana en particular.
El Padre Kentenich invita a los jóvenes, por las contribuciones al Capital de Gracias, a entrar de inmediato en acción: No basta la buena voluntad, sino que hay que comenzar a santificarse mediante hechos concretos, adquiriendo muchos méritos, realizando obras buenas, cumpliendo fidelísimamente el deber de cada uno y rezando mucho mas que antes para llevarlo todo al Santuario y formarle a Maria un Capital de Gracias del que Ella pueda disponer a voluntad. Sigue leyendo →